Un análisis del equipo técnico de Opracol Córdoba compara bioenergía, aprovechamiento “salud–nutracéutico” y acolchado inerte
CÓRDOBA. ¿Astilla para calderas, hoja para extractos de alto valor o triturado al suelo? La pregunta, que cada invierno vuelve a las reuniones de agricultores, tiene este año una respuesta más afinada. Un estudio elaborado por el equipo técnico de Opracol Córdoba sitúa el acolchado inerte en la propia parcela (mulch tras triturado) como opción base más sostenible para la mayoría de explotaciones de la provincia, por su balance conjunto en carbono, suelo, agua, biodiversidad y costes. El informe abre, no obstante, dos vías complementarias: segregar hoja cuando exista comprador para extractos (oleuropeína, hidroxitirosol) y destinar madera a bioenergía solo si hay consumidor cercano y tecnología de combustión adecuada.
“No se trata de oponer una salida a otra. Se trata de ordenar prioridades con criterios técnicos y de contexto local”, resume el equipo redactor.
Tres destinos, tres impactos
1) Acolchado inerte (mulch) tras triturado
El método consiste en triturar finamente las ramas y ramillas y distribuirlas de forma homogénea en línea o calle, sin cordones. El estudio de Opracol señala cinco efectos que, sumados, mueven la balanza:
- Suelo: aumento de materia orgánica, mejor estructura y capacidad de retención de agua; menos costras y escorrentía.
- Agua y malas hierbas: menor evaporación superficial y reducción de herbicidas.
- Carbono: retención in situ y ciclo corto (frente a emitir CO₂ en caldera).
- Biodiversidad funcional: si el triturado es fino y bien repartido, actúa como hábitat para fauna útil.
- Economía: cero transporte; el coste es la pasada de trituradora que, además, se alinea con condicionalidad y Producción Integrada, así como con los ecorregímenes de cubiertas vegetales inertes (P7).
Los riesgos (barrenillo si se dejan montones, ligera inmovilización de nitrógeno en material muy leñoso) se mitigan con triturado fino, distribución homogénea y ajustes de abonado. En zonas de interfaz agraria–forestal, el informe propone mosaicos de baja carga y fajas de seguridad.
2) Hoja para usos “salud–nutracéuticos”
La hoja del olivo –y en menor medida la ramilla– es materia prima para extractos ricos en oleuropeína e hidroxitirosol, con salida en nutracéutica, cosmética y coadyuvantes “wellness”. Ventajas: alto valor por kilo de hoja y bajo impacto en campo (la extracción se realiza en planta). Limitaciones: es un mercado de nicho que exige comprador estable, calidad homogénea y ventana de retirada bien coordinada con la almazara o las cuadrillas. No absorbe el grueso del volumen: la mayor parte de la madera seguirá necesitando destino (mulch o energía).
Conclusión parcial: buena opción complementaria cuando existe demanda real y logística coordinada; compatible con devolver la madera triturada al suelo.
3) Bioenergía (astilla/pellet)
Convertir la poda en biocombustible sustituye fósiles y puede cerrar un circuito local de calor (secaderos, redes térmicas, industrias). El informe subraya que su sostenibilidad depende de dos condiciones:
- Distancia corta (idealmente < 30–50 km) entre finca/almazara y consumidor, para que el transporte no coma el beneficio climático y económico.
- Calderas industriales con buen control de emisiones (PM/NOx) y manejo de cenizas adaptado a biomasa leñosa.
Sin estos requisitos, la opción energética pierde ventaja frente al acolchado por logística y calidad del aire; con ellos, es una alternativa válida y, en proyectos integrados de cooperativa, una fuente adicional de ingresos.
El contexto que no se puede obviar: sanidad vegetal y calendario
Entre el 1 de mayo y el 31 de octubre, la normativa obliga a gestionar leña y restos para prevenir daños de barrenillo. Opracol recomienda anticipar el triturado y evitar acumulaciones prolongadas. En campañas con riesgo alto de incendio, el acolchado pegado al suelo presenta menor inflamabilidad que la hierba en pie; en estas parcelas, el diseño en mosaico (fajas alternas, interrupciones en linderos) añade resiliencia sin perder elegibilidad en la PAC.
¿Qué opción gana para Córdoba?
El estudio concluye que, en términos agregados, el acolchado inerte es la opción base más sostenible y beneficiosa para la población y el medio ambiente: mejora el suelo, ahorra agua, reduce insumos, evita transportes y retiene carbono. Sumar la hoja a la cadena de valor es interesante cuando hay comprador. Y la bioenergía encaja donde existe demanda local y tecnología adecuada.
“Si hay que dar una regla general: devolver la poda al suelo; y, si el mercado acompaña, vender la hoja y/o una parte de la madera a un consumidor térmico cercano”, sintetiza el equipo técnico.
Hoja de ruta práctica para el agricultor
- Decidir destino antes de podar: ¿hay comprador de hoja o planta térmica cercana?
- Segregar hoja (si procede) con limpieza básica; acordar calidad y calendario con el comprador.
- Triturar fino y repartir la madera sin cordones; dejar capa delgada y pegada al suelo.
- Seguridad: en linderos y puntos sensibles, diseñar fajas de menor carga.
- Abonado: ajustar nitrógeno si el aporte leñoso es alto.
- Registro: anotar en el cuaderno de explotación (o su versión electrónica) fecha, equipo, superficie, y fotos georreferenciadas “antes/después” para los ecorregímenes P7.